¿Ha visto que su hijo/a se distrae mucho al realizar una actividad que requiere de atención?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico común que a parte de perjudicar a adultos, afecta a niños, en su mayoría. Este se caracteriza por dificultades en la atención, la impulsividad y la hiperactividad.

Los niños con TDAH pueden tener dificultades para concentrarse, seguir instrucciones, organizar tareas y controlar sus impulsos.

Los síntomas del TDAH comienzan antes de los 12 años de edad y, en algunos niños, se notan a partir de los 3 años de edad. Estos síntomas pueden ser leves, moderados o graves, que pueden continuar hasta la edad adulta.

La presencia de este trastorno puede generar una gran repercusión en el joven tanto a nivel académico como en sus relaciones personales y familiares. Debido a esto, es importante que esto se identifique lo más pronto posible y tratarlo correctamente.

Algunos síntomas

Inatención

¿Tu hijo no te escucha cuando le hablas o das instrucciones? ¿Te mira, pero realmente no está prestando atención?

Quienes padecen de TDAH, encuentran difícil mantener la concentración en tareas que lo requieren. Se llegan a distraer fácilmente y desviarse de la situación completamente. El cerebro pierde el hilo de enfoque y lo desvía a cualquier cosa que esté sucediendo alrededor.

Se les dificulta organizarse con sus tareas, ya sean escolares o del hogar, provocando que el niño se desoriente y no realice las asignaciones.

Llegar a evitar o mostrar resistencia al momento de mantenerse enfocados específicamente en algo.  Suelen ser olvidadizos con sus deberes, sin embargo, reprenderlos no es la mejor solución ante estos problemas de atención.

En el ámbito escolar se les pueden presentar dificultades al prestar atención en clases, completar tareas, realizar evaluaciones y seguir instrucciones. Al intentar estudiar es complicado mantener su enfoque en solo una cosa, sienten la necesidad de bailar en el asiento, tocar algo, jugar con lápices y morderlos, esto se hace de manera inconsciente para no desviarse.

Tener un celular cerca de ellos es un riesgo. Se distraen y sienten la necesidad de revisar las notificaciones que reciben, hasta quedarse inmersos en ellos, haciendo que pierdan completamente la concentración que en algún momento consiguieron.

Debido a esto, muchos adolescentes suelen usar audífonos mientras estudian. La música puede proporcionar estimulación sensorial y, en algunos casos, actuar como un estímulo que ayuda a modular la respuesta sensorial en personas con TDAH.  La relación entre la música y el rendimiento puede depender del tipo de tarea que se esté realizando. Algunas personas encuentran que la música es útil para tareas creativas o repetitivas, mientras que otras pueden preferir un entorno más silencioso para tareas que requieren una mayor concentración.

En el hogar el niño puede ser olvidadizo con sus deberes domésticos, asimismo pueden no realizar o finalizar una tarea con éxito. Debido a esto, es bueno que los padres tengan paciencia con sus hijos y entiendan la situación.

Hiperactividad

Así cómo buscan algo para distraerse al momento de realizar algún deber, pueden sentir la necesidad de mantenerse más activos en situaciones dónde se espera que estén tranquilos

Llegan a estar constantemente en movimiento, cambian de postura constantemente, ya sea haciendo varios movimientos con las piernas o manos, cambiándolos de posición con frecuencia. Esto puede observarse en un niño o adolescente mientras atiende clases.

Se pueden llegar a aburrir al momento de haber empezado algo, pues no se enfocan en una sola cosa y buscan por algo más. Tales cómo libros, películas, juegos de mesa, etc.

Hablan en exceso de un momento para otro, es complicado que dejen de hablar tan apresuradamente, pues se sienten activos de la nada y sienten la necesidad de liberar sus energías tras largas charlas que dan vueltas por el asunto, o acciones que los individuos llegan a hacer sin pensar.

Un ejemplo, está hablando muy rápido y en exceso, de la nada da vueltas por toda la casa, abriendo la nevera o puertas de muebles una y otra vez, mientras este sigue inmerso en su plática.

Es esencial la paciencia y comprensión.

Impulsividad

Quienes padecen de esto, tienden a actuar sin pensar. No son conscientes de las decisiones que puede llegar a tomar en el momento debido a la falta de atención que les están dando, no evalúan completamente las situaciones y se lanzan sin más.

La paciencia se les puede dificultar a quienes lo padecen, sobre todo en niños. Quienes no pueden esperar por su turno en juegos o actividades grupales.

Llegan a interrumpir a otras personas durante conversaciones y actividades, se les complica mantener sus pensamientos o acciones hasta el momento correcto, ya que pueden llegar a no contenerse y directamente entrometerse en lo que dice otra persona, incluso si esta le está dando indicaciones o sólo es una conversación normal.

La misma impulsividad los hace tomar riesgos sin pensar en las consecuencias que estos pueden llegar a tener. Experimentan emociones intensas, no obstante, pueden tener dificultades para regularlas.

Muchos padres desconocen sobre este trastorno y lo confunden con desobediencia y rebeldía. La ignorancia de sus acciones lleva a que el TDAH no se trate, pero ¿Realmente hay una manera de tratarlo?

No hay cura para esto, ya que es una forma distinta de cómo el cerebro procesa la información y hace que el individuo actúe de cierta manera.

Es recomendable que al niño o adolescente se le tenga paciencia al tener problemas de atención. Castigarlos o reprenderlos no arreglarán las cosas, pues se trata de cómo el cerebro trabaja en cada uno.

Sin embargo, el seguimiento debe ser constante, ayudarle en las tareas y no encargar mucho al mismo tiempo, pues la multitarea puede resultar ser un problema.

No puede diagnosticar a su hijo. Si tiene actitudes cercanas a lo mencionado, es mejor que se lleve con un profesional de la salud para que el joven sea tratado cómo se debe y reciba un diagnóstico fijo.